6.26.2007

Todos a cuidar el medio ambiente

La Dirección de Gestión Educativo Ambiental bonaerense apunta a vincular a las escuelas con las problemáticas socioambientales de la Provincia. Uno de los casos que más se ha estudiado es el de la contaminación de la cuenca Matanza-Riachuelo.
Crear conciencia en toda la comunidad educativa des­de la escuela sobre la defensa del medio ambiente es necesario para sumarse de este modo a la multiplicidad de esfuerzos comunitarios para proteger y reconstruir nues­tro habitat, y hacer de él un lugar mejor para vivir, y para entregarlo como preciada herencia a las nuevas genera­ciones.
La titular de la Dirección de Gestión Educativo Ambiental, María del Rosario Pereira, es la encargada de desarro­llar, junto con un equipo de 10 técnicos las políticas sobre medio ambiente relacionadas con el sistema educativo.
Sobre la tarea que realiza su dirección, la funcionaria explicó: “Vimos que había muchas iniciativas y proyectos concretados sobre la problemática pero sin la necesaria continuidad, integralidad y coherencia pedagógica. No existía relación entre ellos. Entonces lo que proponemos es trabajar la Agenda 21 Escolar, que permite conectar la realidad de la escuela con la problemática socioambiental y enmarcarlo todo en la lógica de la gestión de cuencas hídri­cas de la Provincia”. “Tratamos de aplicar este concepto. Un ejemplo es el caso de la EPB Nº 52 de Temperley, partido de Lomas de Zamora, que, como primera experiencia en la institucionalización de esta herramienta que acabamos de proponer a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en respuesta a su demanda, como un Programa de Educación Ambiental para la cuenca Matanza-Riachuelo”, contó la Directora.
En el caso específico de esta escuela, Pereira sostuvo que “si bien nuestra forma de trabajo no es ir escuela por escuela, en este caso ante la demanda y la gravedad de la situación decidimos trabajar en forma directa con ellos y organizamos un taller de agenda escolar a nivel distrital (con inspectores y directores) para ayudarlos a establecer redes, contactos y realizar tareas en conjunto con otros establecimientos de la zona”.

Escuela Nº 52 de Temperley, un ejemplo de lucha para recuperar el habitat y la salud. Desde hace diez años la comunidad educativa de la EPB Nº 52 de Temperley, se preocupa por la problemática de la polución/contaminación ambiental que los afecta directa­mente y por esto se incluyó el tema en su currícula.
La directora del colegio, Adela Blandi resaltó que los chicos de 5to. y 6to. año están investigando las industrias que vuelcan sus efluentes tóxicos en las aguas del arroyo Las Perdices, un brazo de la cuenca Matanza-Riachuelo que se encuentra ubicado a sólo 50 metros del edificio de la escuela Nº 52.
El testimonio que aportó la docente es concluyente: “Este año tuvimos en la institución un brote eruptivo en ocho maestras, cuando vinieron los médicos de la emergen­cia diagnosticaron que era algo referido al medio ambiente pero no saben qué es exactamente. Intervino salud pública y solicitamos una revisación masiva para todos los alumnos y docentes del establecimiento. Los datos obtenidos revelan que el 90% de los estudiantes sufren problemas de piel”.
Blandi agregó que “en los diez años que llevo como maestra en esta escuela, doce docentes hemos contraído cáncer. Hay 55 alumnos con problemas en los bronquios y pulmones, un nene está grave con enfisema pulmonar, y una nena que vivía en la ribera del arroyo falleció por leu­cemia. También un chico que habita la misma zona que está luchando contra un tumor en la cabeza”.
La directora destacó que “nosotros participamos de un proyecto de saneamiento y entubamiento del arroyo. Por eso, los chicos fueron a una audiencia pública en el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora para plantear el problema y ofrecer algunas alternativas de solución. También trabaja­mos en el proyecto Pro-entubamiento del arroyo Las Per­dices desde hace tiempo. Ya se presentó una denuncia por daños ecológicos en la UFI 11 de Lomas de Zamora”.
Por otro lado, Blandi contó que “Una docente de la insti­tución se encuentra investigando a cada una de las gran­des empresas que contaminan el arroyo, para ayudar a un alumno que participará en la Audiencia Pública de la Niñez sobre la cuenca Matanza-Riachuelo. La elección del estu­diante se hizo de manera democrática entre los chicos de 5to. y 6to. grado que voluntariamente quisieron intervenir”. Se trabajó para tener cada vez más pruebas concretas de lo que sucede, por eso la maestra comentó que “estamos elaborando una lista de personas afectadas, a la que se sumará un muestreo de salud de gente del barrio mayor de 50 años. También se hizo un seguimiento sobre las ausencias de los alumnos donde se observó que algunos tenían que ver con brotes alérgicos, problemas pulmonares y ataques de asma”.

El trabajo mancomunado suma múltiples esfuerzos.
Nutridos de todos estos datos incontrastables de la reali­dad que atraviesa el barrio y con una tarea mancomunada con la cartera educativa de la Provincia, e instituciones como bomberos, salud pública, policía, iglesias, entidades y gente del lugar, la directora del establecimiento aseguró que “no­sotros no podemos entubar el arroyo, pero sí concientizar a la comunidad no sólo a los chicos, formando personas que tengan respeto y cuidado por el medio ambiente”.
En la acción directa, Blandi propone que “si las autorida­des sanean el arroyo, nosotros con el vivero municipal ya tenemos un proyecto para parquizar la zona, donde se plan­tarían árboles autóctonos que tendrían a un alumno como padrino y de esa manera establecer una plaza que por el momento no existe”.
Desde el establecimiento se va a llevar a cabo en noviem­bre una muestra y la “marcha limpia”, donde se repartirán volantes y cuadernillos casa por casa para acercar informa­ción sobre el resultado del análisis del agua que realizó un médico de la UBA, avalado por un escribano público, que “es muy grave porque dice que son altamente contaminantes los fluidos vertidos al arroyo que inhiben el crecimiento de seres vivos, y el agua llega al colegio y a los domicilios con cada lluvia, porque el arroyo se desborda”, aseguró Blandi.
La maestra contó que “a la Dirección de Gestión Educa­tivo Ambiental le interesó nuestra forma de trabajo.
Nos conectamos a través de charlas que organiza el área y ahí encontramos que estamos realizando tareas de una manera similar a la que ellos proponían. Este es un fla­gelo transversal que nos afecta a todos, por eso la idea es que las escuelas que están en la ribera del Riachuelo-Matanza, dentro de la cuenca, empiecen a trabajar por zonas para hacer talleres y después que esos colegios sean socializadores de otros establecimientos más aleja­das para actuar en una forma de red”.
Por su parte, Rosario Pereira agregó que “precisamente, de esto se trata, res­catar y valorizar la experiencia y el com­promiso de muchas escuelas con su propia situación ambiental, relacionándola con los temas sociales como una única problemática y comprometiendo al sistema educativo todo en la defensa de la calidad de vida de todos nuestros alum­nos y docentes”.

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